Dos charlas del TED sobre creación, innovación y diseño

Hace apenas unas semanas que los chicos de WordPress nos permiten embeber charlas del TED en nuestros posts. Para celebrarlo, ahí van dos de las mejores que he visto últimamente. La primera del genio Larry Lessig (18 minutos) sobre cómo la legislación (el copyright más exactamente) afecta a la creatividad (y no al contrario, como opina la SGAE); la segunda de Jacel Utko (sólo 6 minutos), hablando un poco del negro futuro de los periódicos y un mucho sobre cómo el diseño es tan importante como para hacer cambiar la filosofía entera de una empresa.

Como antes de la guerra

Voy a intentar no ser pesimista. Pero qué tentadora es la ironía de que el crimen, si es que al final nace crimen, vaya a ser el 5 de mayo.

Opino que la gente subestima el potencial de internet, como innovación que es aún incomprensible para una porción glotona de sociedad. Sólo así se explica que, ante el desgarro a los valores troncales de un partido llamado progresista en algunos países donde la palabra socialismo aún quema los ojos, la gente no se eche a la calle en el mismo número que cuando (me voy a permitir la frivolidad) se le pega un tiro en la nuca a un político en Bilbao o se comienza una guerra en Oriente que mate a un puñado de miles de personas, como esas que se mueren cada semana en cualquier rincón de África. Me refiero al tratamiento del Gobierno con respecto a los derechos de autor en la red, por supuesto. Colón desierta.

Esto de la SGAE se queda nimio cuando el problema alcanza escala continental y cuando lo que se discute no es un impuesto sino la neutralidad de la red (aunque en realidad todo vaya de la mano y en España Telefónica ya intentara hacer la jugada), y ahora los que tienen mayoría en el parlamento (por si había algún malentendido en el párrafo anterior) son los otros. La utopía de un mundo real y palpable en el que la opinión de cualquiera esté al alcance de todos, en que una persona cualquiera (American dream) tenga más poder mediático que todo un periódico, en que construyamos enciclopedias todos y no sólo Voltaire, en que, en fin, tengamos el demos aunque sigamos sin tener la cracia (poco importa) puede empezar a acabarse dentro de dos semanas.

Acabar con la neutralidad de la red es, para entendernos, volver in statu quo res erant ante bellum, conociéndose por bellum la rebelión social involuntaria que supuso la red y especialmente que a alguien se le ocurriera la absurda idea de que las personas pudieran interactuar directamente con las máquinas servidoras de servicios web. Es decir, sin lápiz rojo mediante. Significa, en breve, que los gobiernos y las teleoperadoras adquieren el derecho a controlar los contenidos a los cuales los usuarios pueden tener acceso. Como ocurre, entendámonos, en cualquier medio de comunicación de masas inventado ante bellum y en cualquier país del mundo, aunque se llame Cuba, aunque se llame Estados Unidos.

La Unión Europea vota el 5 de mayo, aniversario del nacimiento de Karl Marx. Voy a intentar no ser pesimista.

Corrupción digital

«El Tribunal de Cuentas ve indicios de financiación ilegal de la SGAE a los partidos políticos. La guerra contra el canon digital podría acabar salpicando a los grandes partidos políticos, especialmente al PSOE. El Tribunal de Cuentas ha abierto una investigación por posible infracción contable para esclarecer si la Sociedad General de Autores y Editores, la SGAE , habría estado financiando de forma irregular no sólo a los partidos, sino también a las fundaciones y organizaciones vinculadas a los mismos.»

Visto en Barrapunto.

Debate sobre el cánon

Anteayer hablaron en CanalSur David Bravo y Javier Capitán sobre el cánon, en un debate en el que participaron 8 personas. Por desgracia, como suele ser habitual en este tipo de debates, muchas imprecisiones, muchas mentirijillas y ninguna conclusión. Parece que la asociación de iternautas empieza a perder el rumbo y llama a las descargas por internet ilícito civil. Por su parte los creadores (¿los qué?) siguen manchando la palabra cultura a su antojo.

Para quien esté interesado en el debate, gracias a faqoff lo tenemos en GoogleVideo (pero aviso, es una hora y media de programa).

Descargar es legal

Desde hace poco trabajo en una empresa de media y publicidad. Lo poco que llevo me ha bastado para refrendar una cosa que a casi todo el mundo le parece obvia: la economía global se atiene a las reglas del capitalismo y aquí el que no corre vuela. (No opino sobre si esto me parece bien o mal.)

Por aquí Microsoft está estos días instalando monitores con presentaciones y dando charlas sobre la nueva publicidad digital, esa que todo internauta nota cuando le colocan un anuncio antes de poder ver el resumen del partido del domingo en cualquier web deportiva o cada vez que busca algo en Google o utiliza cualquier cliente de chat. El mundo cambia y parece que está cambiando más rápido que nunca, la tercera revolución industrial está en pleno apogeo espoleada por los adelantos en informática y la física que la soporta. Todas las empresas, involucradas en informática o no, deben cambiar su modelo de negocio o morir.

¿Todas? Parece que una pequeño grupo resiste ahora y siempre al invasor. Las empresas discográficas consideran que lo tienen algo más chungo para aclimatarse a los nuevos tiempos y por eso eligen otra estrategia: no cambiaremos nosotros, haremos que los demás cambien. Tampoco es que esta filosofía tenga nada de malo, si funcionase (aunque el capitalismo, para lo bueno y lo malo, acaba por llevarse a los vagos por delante). El problema llega cuando este mismo lobby empieza a ejercer el miedo sobre la población y, sobre todo, a desinformar.

Por suerte en el ámbito hispanoparlante tenemos a gente como David Bravo, que echa una mano llamando a las cosas por su nombre. Y ahora también el Partido Verde pone su granito de arena lanzando este vídeo.

Visto en el blog de Enrique Dans.

Himno de España

Para los lectores americanos y los españoles exiliados que no se hayan enterado: España ya tiene letra en su himno nacional, aunque para cantarlo tendremos que pasar por la caja de las entidades de gestión de derechos de autor. Juzguen ustedes mismos:

¡Viva España!
Cantemos todos juntos
Con distinta voz
y un solo corazón.

¡Viva España!
Desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad.

Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad.

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz.

El Gran Wyoming, Público y la SGAE

La situación de Público con respecto al cánon digital es rara. Por una parte, el periódico está dirigido por el talibán de izquierdas Nacho Escolar, que lleva años criticando en su blog el cánon, la SGAE, y todo lo que se asemeje. Por otra parte, un periódico tan moderno y juvenil no se puede permitir el lujo de compartir opinión con Rajoy, de modo que de algún lado se tienen que sacar algo apoyando la postura del Gobierno. Es aquí que salta a escena el Gran Wyoming, que se ha sacado de la manga dos pequeños artículos defendiendo a la SGAE y el canon digital. Por supuesto no han tardado en lloverle palos. David Bravo, de quien ya hablamos en este blog, le ha dado una respuesta en el suyo con diez razones por las que la SGAE tiene la fama que se merece.

Audiolibros gratis

Librivox es un recurso estupendo para quien, teniéndole alergia a cierto cuadrúpedo debido a las malas influencias, quieran descargarse audiolibros de forma gratuita y legal tan legalmente como al usar cualquier cliente P2P.

Los audiolibros, libros leídos y grabados por un voluntario y descargados en formato de audio, son útiles para acercar la literatura a personas invidentes sin necesidad de leer Braille, para aquellos que quieran ir escuchando un libro en el metro sin marearse por la lectura o, en el caso de libros extranjeros, para entrenar el oído y la pronunciación cuando estamos aprendiendo un idioma nuevo.

El catálogo enlazado es el español, pero la comunidad Librivox cuenta con lectores voluntarios en inglés, alemán, francés, flamenco, italiano, finlandés, portugués y checo.

Trapicheo democrático

Al PSOE se le ocurrió la buena idea de colocar en su web una especia de foro abierto para que los ciudadanos aportasen ideas a su programa electoral. Era una buena idea hasta que se volvió contra ellos, claro. Es la desventaja de la libertad que aporta la web 2.0.En la sección Mil Ideas +, la idea más votada era (claro) la propuesta para abolir el canon digital, seguida de cerca por “Informática de calidad impartida por profesorado de la especialidad”, siendo ambas de largo las más votadas. Por arte de birlibirloque, las ideas “Ley de dependencia ya” y “Más recursos para la educación pública” empezaron a ganar votos. Se llegó entonces a la esperpéntica situación de tener dos ideas a la cabeza de las más votadas con apenas un puñado de comentarios de usuarios, mientras que las dos ideas que las seguían sumaban cientos.

Por cierto, la última propuesta en ser respondida por el partido ha sido precisamente la del canon.

Visto en el blog de Enrique Dans.

El futuro del libro

Como el libro es un ítem tecnológicamente más avanzado que el disco de vinilo, el VHS o el CD, no ha sucumbido todavía al mandoble de las nuevas tecnologías. Un libro puede ser portado en el bolsillo, doblado, usado sin necesidad de un reproductor externo, puede ser anotado con un lápiz, es relativamente barato y ligero y el sistema de búsqueda que incorpora (el índice) es rápido y efectivo. Además el hecho de que haya convivido durante siglos con el hombre lo convierte en un fetiche mucho más arraigado que los volátiles soportes para música y vídeo.

La industria tecnológica, desalentada ante esto, había dejado de lado la investigación en la reproducción de ebooks o libros digitales. Hasta el descubrimiento de la e-ink o tinta electrónica, que permite una legibilidad similar a una hoja de papel, unido a una capacidad de almacenamiento cada vez mayor en menos espacio. Ya empiezan a aparecer lectores de ebooks en el mercado, carísimos e ineficaces todavía (algunos no cuentan con un sistema de búsqueda eficaz, otros no permiten anotaciones, la mayoría son muy lentos). Pero se puede intuir que está cercano el día en que la tecnología de los lectores electrónicos se equipará a la tecnología del libro de papel. Quizá llegue en este mismo 2008 que empieza.

Nos interesa saber qué pasará cuando llegue ese día. Incluso una equiparación de funcionalidad puede resultar insuficiente ante el atractivo irrefenable que tiene el libro de papel en las personas. Pero si el lector de ebooks triunfa, se abrirá una cuestión no el mundo de la tecnología sino en el derecho informático. Las editoriales se llevan su trozo del pastel al igual que lo hace (cada vez más hacía) la industria discográfica. Pero los autores de libros, a diferencia de los autores de música o cine, no tienen una fuente de ingresos paralela la venta de copias individuales del producto. ¿Qué pasará entonces?

No, no desaparecerá la cultura. Antes de que los libros se vendieran en masa ya había escritores geniales, y los seguirá habiendo después por el mismo motivo. En cambio un elenco ingente de libros no sublimes pero prácticos, ideados para generar beneficios, dejarán de ser rentables. Libros de divulgación sencilla para legos, manuales de idiomas, colecciones de libros de una temática concreta, etc., ¿qué pasará con ellos?

Un cachondeo

Como Mariano Rajoy está programado (en Basic) para llevar la contraria a ZP, su postura ante el canon digital fue habitualmente la de “terminar con el canon indiscriminado y hacer de la democracia espanola una democracia avanzada”. Así que, cuando se votó la enmienda catalana para elimar esta aberrante tasa, el partido del pueblo votó, claro, a favor. Luego resulta que esta no era la política que el partido estaba llevando hasta el momento, como nos recuerda LD (?), así que la portavoz de Cultura del PP salta a la palestra para decir quela votación efectuada por su partido fue un “error” (léase: no sabían ni lo que votaban).

Bien ya se sabe lo que pasa en estas fechas con tanta comida navideña rociada de champán. El problema surge cuando, al decir esto, se dan cuenta de que eso significa estar con (oh no) lo que habían votado ZP y sus secuaces. Así que otro senador del PP ha tenido que desdecir a la portavoz para aclarar que de error nada. Conclusión: seguimos sin tener muy claro quien apoya y quien detracta el canon, eso sí, el hardware de los senadores populares está al borde del cortocircuito estos días.

La música más allá de las discográficas

Como parece que no nos queda otra que vivir en el capitalismo, y el capitalismo pune a los vagos, las empresas discográficas, demasiado acomodadas para evolucionar su modelo de negocio, empezaron hace ya algunos años a intentar amoldar el sistema a ellas mismas, y no hacer mover el culo de llevar a Mahoma a la montaña. Era necesario proteger la cultura de la amenaza que cernía sobre ella.

En fin, no cuento nada nuevo, el pan de cada día en nuestro país desde que Ramoncín decidió ponerse a dieta de fritangas. Pero mira tú qué contrajemplo más bueno nos ha brindado ahora Radiohead, quienes liberados de su contrato con EMI, decidieron publicar su último trabajo en Internet . Los usuarios se pueden descargar el CD y pagar por él lo que el propio usuario cree que se merece el trabajo. Incluso se lo pueden descargar gratuítamente.

Una semana después, el grupo ha ya vendido 1.200.000 copias a una media de 8 dólares (unos 6 euros), de lo cual la banda se lleva la totalidad, y no un porcenaje. Esto es, unos 9 millones de dólares.

Artistas

Sí, escribe en Libertad Digital, lo siento. Pero las columnas de Enrique Dans sobre tecnología son irresistibles.

Creo que por fin lo he entendido. Todo. De golpe, he entendido la esencia del arte, esa divina gracia, ese don que convierte en artista al que lo es. Entiendo esa magia, ese brillo en su mirada, ese placer intrínseco al hecho de ser artista. Hasta entiendo a Concha Velasco cuando canta «Mamá, quiero ser artista». He recibido una revelación, un blanquísimo destello de luz que me ha hecho caer del caballo, y finalmente, he visto la verdad: los artistas no son personas. No son ciudadanos, no son como ustedes y como yo. Son otra cosa. Entes extraterrenos señalados por el dedo de la divina providencia, agraciados con la caricia de las musas, mucho más allá del bien y del mal.

Un sólo artista es mucho más que todos nosotros juntos, que todos los insignificantes lectores de esta insignificante columna en este insignificante periódico. ¿Cómo si no podría explicarse el tratamiento que los artistas reciben de nuestro amado y nunca bien ponderado Gobierno? Un artista tiene derechos inalienables que todo ministro que se precie entiende a la primera, derechos que no precisan discusión alguna. Quien no lo entienda, quien no lo vea, será porque pertenece a una casta inferior, un paria, un siervo de la gleba de esos a los que sólo en ocasiones, los artistas permiten, previo pago de una entrada, apiñarse en un lugar publico para poder llegar a sentir en sus humildes y sudorosas carnes un poco de la gracia divina que el artista exhala. Nadie, ni un ministro, osaría discutir los derechos de un artista: es un conjunto de prebendas emanado directamente de la Madre Naturaleza.

Un artista, por el sólo hecho de serlo, tiene derecho a vivir del trabajo de los demás. Que el bien que produce se venda o no, se consuma o no, se pague por él o no, no tiene la más mínima importancia. Cuando los productos de una empresa no tienen demanda y los clientes no pagan por ellos, la empresa quiebra. Pero si eres un artista, estás mucho más allá de la ley de la oferta y la demanda: tienes derecho a acudir al ministro de turno y conseguir que a partir de ese momento te dedique una porción del precio de cualquier aparato, objeto o artefacto que los ciudadanos pagan con el sudor de su frente, eso sí, convenientemente convertido a monedas de curso legal, porque lo contrario sería una guarrería. Poco importa que los bienes gravados sean importantes para el avance de la sociedad de la información: teléfonos móviles, CD-ROM, ¿por qué no ordenadores, ADSL o discos duros? ¿Qué importancia tiene el progreso de la sociedad de la información cuando lo comparamos con la perspectiva de un más que seguro futuro sin arte? Ante tamaña barbaridad inimaginable, todo lo demás se relativiza y palidece. Que quede claro: aquí todo vale si el artista, en su infinita gracia y sabiduría, lo solicita.

Los artistas, hasta el momento, han tenido a bien no solicitar que les entreguemos directamente una parte de nuestro salario cada vez que lo cobramos. Pero seguramente será el siguiente paso, porque gravar algo tan ubicuo como un teléfono móvil o un disco compacto no deja de ser equivalente a meter la mano en mi nómina, en mi cuenta o en mi bolsillo y detraer arbitrariamente una cantidad de dinero. Algo que, de no estar hablando de divinos artistas, sería calificable como robo. Pero no lo olvidemos: son artistas; existimos, vivimos, gozamos, nos enamoramos y sentimos gracias a ellos. Todo lo que nos ocurre, nos ocurre al ritmo de su música, en paralelo con el argumento de sus películas, siguiendo las estrofas de sus poemas. Nada sería lo mismo sin ellos. De ahí que las vanas protestas de los escasísimos desheredados sociales que protestan deban ser vistas como un fruto de la incultura, desagradecidos hijos de la ignorancia que nunca alcanzarán a sentir ni un ápice de la iluminación necesaria para entenderlo. Una caterva de desarrapados a los que jamás deberíamos dirigir la palabra, ni mucho menos permitir que llegasen a estar cerca de la presencia de un ministro. Después de todo, esos pobres mortales vociferantes y de mal gusto sólo tienen derecho a un voto cada uno, mientras que todos sabemos que los artistas, de nuevo por el mero hecho de serlo, tienen derecho a influenciar poderosamente el voto de miles, quizá millones de personas. Algo que los políticos, por alguna razón que escapa a mi débil intelecto, parecen tener en gran aprecio.

¿Que hay que pagar por los móviles? ¿Por los discos duros? ¿Por los CDs? ¿Por los huevos de gallina? Todo está justificado por poder acceder a un poco de su arte, a una millonésima parte de la impecable sonrisa que esbozan al saberse privilegiados. ¿Que después, al no haber métricas válidas porque nos lo descargamos todo de la mula, hay que aceptar que se repartan el dinero como Dios les dé a entender? Tampoco pasa nada: aceptaremos que ellos, que están más cerca del Olimpo y de sus musas, reciben inspiración divina para llevar a cabo el reparto con justicia.

Gracias, señor ministro, por haberme ayudado a entender lo humilde de mi naturaleza, lo bajo de mi condición de simple votante sin importancia cuyas ideas no deben ser escuchadas ni tenidas en cuenta. Gracias por ser uno de ellos, por sentirse igualmente tocado por la divina gracia, por iluminarme con sus decisiones. Pagaré encantado todos los cánones que usted me imponga, por absurdos y arbitrarios que sean y por insultante que resulte discutir, desde un punto de vista económico, la idoneidad de subvencionar lo que se pretende proteger. Y por supuesto, no lo dude ni por un momento: votaré el próximo marzo al partido que le puso a usted ahí para que pudiese tomar esas decisiones. Gracias por ayudarme a entender el significado de «ser un artista»: ser de una clase especial a la que el Estado otorga el privilegio de vivir de mi bolsillo. Gracias, señor ministro. Que nadie nos diga que no lo sabíamos: es usted un artista.

Enrique Dans.

Ramoncito y su jardín

Extraído de Enrique Dans:

Érase una vez un señor llamado Ramoncito a quien le gustaba mucho cantar. Sin embargo, lo hacía tan rematadamente mal, que era extremadamente impopular en el vecindario: todos sus vecinos le tenían un odio atroz. Tanto es así que un día, un vecino, harto de los atroces berridos del impopular Ramoncito, tomó una pancarta, escribió en ella una frase, “Ramoncito es un sinvergüenza” pero, el muy ladino, la clavó en el jardín de otro vecino. Ramoncito, al ver la pancarta, montó en cólera, le hizo una foto, y se fue a buscar a un juez. Mientras, el vecino, al ver la pancarta, pensó que, por mal que cantase Ramoncito, no le parecía correcto albergar insultos de ningún tipo en su jardín, y la retiró. Sin embargo, llegó Ramoncito con el juez, e impuso al vecino una grave multa por difamación.

Al día siguiente, Ramoncito tuvo una idea: tomó una pancarta similar a la del día anterior, escribió en ella un idéntico mensaje, la puso de nuevo en el jardín del vecino, y volvió a personarse con el juez: esta vez, la multa tuvo una cuantía superior, en concepto de reincidencia y de duración prolongada, porque el vecino, tras la experiencia del día anterior, había decidido no retirar la pancarta. El vecino se quedó completamente confuso: ¿qué hacer en un caso así?

Con el tiempo, Ramoncito dejó de trabajar, y montó una sociedad de gestión para poner las pancartas y recaudar las multas que todos los vecinos, por tener jardín, le pagaban regularmente todos los días.

Moraleja: no importa que cantes mal. Todo es una cuestión de ser creativo en los modelos de negocio.

Para el que no entienda el texto, la noticia.

P.D.- ¿Alguien me explica por qué en la página de A las barricadas hay un banner que dice «La SGAE nos quiere hacer callar a todAs»? ¿Otro moderno ataque de política correcta?